- 2011-03-21•DF y estados
No es la inseguridad sino la falta de servicios adecuados para ellos lo que más preocupa a los jubilados estadunidenses en México, aseguró Richard Kiy, presidente de la International Community Foundation, asentada en San Diego, California, dedicada a expandir la ayuda caritativa a nivel internacional.
“Lo que nos han dicho que más les preocupa son los problemas de infraestructura como falta de banquetas. Algunos tienen miedo de caer en un hoyo y romperse la cadera. Eso les preocupa más hoy en día que la inseguridad”, aseguró Kiy, quien ha hecho profundos estudios de esta comunidad en México.
Jill Borggreve, una jubilada estadunidense que vive en Los Barriles, BCS, comparte esta percepción: “En realidad a la comunidad de retirados americanos no nos preocupa la violencia, la inseguridad y tampoco la lucha antidrogas en México. En general el área donde vivimos es muy segura”, expresó la mujer que lleva 10 años viviendo en México junto con su esposo.
En las zonas costeras viven aproximadamente 2 millones de jubilados, quienes se quejan de no tener los servicios adecuados para su edad y su estilo de vida.
La atención médica es otro aspecto que le preocupa a esta comunidad de la tercera edad.
“México no tiene capacidad para los ancianos. Faltan cuidados especializados de enfermería”, dijo Kiy.
Borggreve narra la experiencia de un miembro de este grupo que está luchando por obtener los servicios de salud que requieren las personas de la tercera edad.
“Donde nos encontramos nosotros hay una mujer que está trabajando muy duro para que tengamos una clínica decente, que por lo menos tenga los cuidados básicos y primeros auxilios para emergencias. Eso es lo que más nos interesa. Si estamos retirados es por nuestra edad. Necesitamos estar protegidos en cuanto a nuestra salud. Mi esposo y yo si nos enfermamos o tenemos alguna necesidad, tenemos que volar a EU”, señaló Borggreve.
La Secretaría de Salud empieza a tomar consciencia de esta problemática y ha acercado enfermeras bilingües a las zonas habitadas por estos extranjeros.
Según informó la Subsecretaría de Integración y Desarrollo Social de esta dependencia, en Baja California hay 424 enfermeras con dominio del inglés, y en Morelos y Quintana Roo hay 81 y 54, respectivamente. Otros estados también tienen este personal especializado, pero es poco para atender la demanda de la comunidad extranjera.
Los jubilados foráneos no sólo acuden a los servicios médicos particulares, sino que también comienzan a hacerlo a los públicos por cuestiones de ahorro.
Según los estudios de la International Community Foundation, México necesitaría desarrollar seguros médicos privados especializados en este sector de jubilados anglosajones. Otros servicios que carecen los retirados de EU son las ofertas de productos ecológicos.
“Ellos eran jóvenes cuando comenzó el movimiento verde en Estados Unidos. Tienen una conciencia muy enfocada al medio ambiente. Según una encuesta que hicimos, 65 por ciento de los retirados tienen una tendencia a comprar productos verdes, orgánicos, aunque paguen más. Muchos de ellos sienten que no hay oferta de estos productos en México”, explicó Richard Kiy.
Los jubilados no sólo se preocupan por el medio ambiente de la comunidad en la que viven, sino que también desarrollan una gran actividad filantrópica hacia sus vecinos mexicanos.
Según los estudios realizados por la International Community Foundation, casi 70 por ciento de los retirados contribuye con recursos económicos a organizaciones civiles mexicanas. Más de la mitad de ellos han donado 100 dólares o más al año y 4 por ciento dona 2 mil 500 dólares anualmente.
Jill Borggreve dirige East Cape Guild, una fundación de ayuda filantrópica a estudiantes mexicanos en las comunidades de Caduano, El Triunfo y El Cardenal en BCS.
“Empezamos en 1997 y entre 1998 y 1999 empezamos a dar las primeras ayudas. En mayo vamos a premiar con mil becas a los estudiantes que obtengan más de 8 puntos de promedio. Eso hace que se esfuercen más por un mayor nivel educativo. El problema es que muchos no terminan la secundaria o la preparatoria”, dijo Borggreve, cuya fundación dona 320 mil dólares anuales para apoyar a estudiantes en las comunidades cercanas.
Las becas se usan para cubrir gastos de uniformes o útiles escolares en general, y el principal objetivo de Borggreve es ayudar a los hijos de familias con bajos recursos para que no se queden únicamente con la secundaria y puedan continuar con la preparatoria.
Roger Vilar
“Lo que nos han dicho que más les preocupa son los problemas de infraestructura como falta de banquetas. Algunos tienen miedo de caer en un hoyo y romperse la cadera. Eso les preocupa más hoy en día que la inseguridad”, aseguró Kiy, quien ha hecho profundos estudios de esta comunidad en México.
Jill Borggreve, una jubilada estadunidense que vive en Los Barriles, BCS, comparte esta percepción: “En realidad a la comunidad de retirados americanos no nos preocupa la violencia, la inseguridad y tampoco la lucha antidrogas en México. En general el área donde vivimos es muy segura”, expresó la mujer que lleva 10 años viviendo en México junto con su esposo.
En las zonas costeras viven aproximadamente 2 millones de jubilados, quienes se quejan de no tener los servicios adecuados para su edad y su estilo de vida.
La atención médica es otro aspecto que le preocupa a esta comunidad de la tercera edad.
“México no tiene capacidad para los ancianos. Faltan cuidados especializados de enfermería”, dijo Kiy.
Borggreve narra la experiencia de un miembro de este grupo que está luchando por obtener los servicios de salud que requieren las personas de la tercera edad.
“Donde nos encontramos nosotros hay una mujer que está trabajando muy duro para que tengamos una clínica decente, que por lo menos tenga los cuidados básicos y primeros auxilios para emergencias. Eso es lo que más nos interesa. Si estamos retirados es por nuestra edad. Necesitamos estar protegidos en cuanto a nuestra salud. Mi esposo y yo si nos enfermamos o tenemos alguna necesidad, tenemos que volar a EU”, señaló Borggreve.
La Secretaría de Salud empieza a tomar consciencia de esta problemática y ha acercado enfermeras bilingües a las zonas habitadas por estos extranjeros.
Según informó la Subsecretaría de Integración y Desarrollo Social de esta dependencia, en Baja California hay 424 enfermeras con dominio del inglés, y en Morelos y Quintana Roo hay 81 y 54, respectivamente. Otros estados también tienen este personal especializado, pero es poco para atender la demanda de la comunidad extranjera.
Los jubilados foráneos no sólo acuden a los servicios médicos particulares, sino que también comienzan a hacerlo a los públicos por cuestiones de ahorro.
Según los estudios de la International Community Foundation, México necesitaría desarrollar seguros médicos privados especializados en este sector de jubilados anglosajones. Otros servicios que carecen los retirados de EU son las ofertas de productos ecológicos.
“Ellos eran jóvenes cuando comenzó el movimiento verde en Estados Unidos. Tienen una conciencia muy enfocada al medio ambiente. Según una encuesta que hicimos, 65 por ciento de los retirados tienen una tendencia a comprar productos verdes, orgánicos, aunque paguen más. Muchos de ellos sienten que no hay oferta de estos productos en México”, explicó Richard Kiy.
Los jubilados no sólo se preocupan por el medio ambiente de la comunidad en la que viven, sino que también desarrollan una gran actividad filantrópica hacia sus vecinos mexicanos.
Según los estudios realizados por la International Community Foundation, casi 70 por ciento de los retirados contribuye con recursos económicos a organizaciones civiles mexicanas. Más de la mitad de ellos han donado 100 dólares o más al año y 4 por ciento dona 2 mil 500 dólares anualmente.
Jill Borggreve dirige East Cape Guild, una fundación de ayuda filantrópica a estudiantes mexicanos en las comunidades de Caduano, El Triunfo y El Cardenal en BCS.
“Empezamos en 1997 y entre 1998 y 1999 empezamos a dar las primeras ayudas. En mayo vamos a premiar con mil becas a los estudiantes que obtengan más de 8 puntos de promedio. Eso hace que se esfuercen más por un mayor nivel educativo. El problema es que muchos no terminan la secundaria o la preparatoria”, dijo Borggreve, cuya fundación dona 320 mil dólares anuales para apoyar a estudiantes en las comunidades cercanas.
Las becas se usan para cubrir gastos de uniformes o útiles escolares en general, y el principal objetivo de Borggreve es ayudar a los hijos de familias con bajos recursos para que no se queden únicamente con la secundaria y puedan continuar con la preparatoria.
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