viernes, 6 de mayo de 2011

Centrales obreras viven severa crisis

Domingo 01 de mayo de 2011 Esteban Román y Elena Hernández | El Universal



En los últimos diez años de gobiernos panistas las principales centrales obreras del país, CTM, CROC y CROM, afines al PRI, perdieron casi la mitad de sus trabajadores.
De acuerdo con el Registro de Asociaciones de la Secretaría del Trabajo, en el año 2000 la CTM tenía 896 mil afiliados. En 2005 la cifra se redujo a 754 mil. Para 2011 el número llegó a sólo 595 mil. En total perdió la tercera parte de sus miembros.
Hace 10 años la CROC sumaba un total de 176 mil afiliados. Cinco años después la cifra se desplomó más de la mitad: 81 mil, y este año se redujo hasta 60 mil. Es decir, perdió a dos de cada tres integrantes.
La CROM, con 51 mil afiliados en el año 2000, bajó a 30 mil en el 2005. Seis años más tarde registraba sólo 27 mil personas. Perdió cerca de la mitad de sus miembros.
Entre las tres tenían poco más de un millón de afiliados hace una década. Hoy sólo 682 mil. Es decir, perdieron casi la mitad.
"Se ha reducido su poder de forma impresionante. Ya no se mantienen con cuotas de los trabajadores sino con aportaciones del Estado y de los patrones", apunta Arturo Alcalde, abogado laboral y académico.
Pese a esta reducción de poder, la investigadora de la UAM, Graciela Bensusán, precisa: "Siempre son los dirigentes de la CTM básicamente los que ocupan los puestos en las juntas de conciliación y arbitraje". "Para un recuento en donde los trabajadores tienen que decir a qué sindicato quieren pertenecer y con quién quieren negociar sus condiciones de trabajo pueden durar tres o cuatro años o cinco años y a lo mejor se gana pero dentro de cinco años la mayor parte de los trabajadores ya habrá sido despedido o ya no laborará en el lugar".
Así, aunque los grandes sindicatos del siglo pasado han perdido poder político, por ejemplo, en forma de asientos en las cámaras de diputados y senadores, los especialistas coinciden en que estos grupos no han sido substituidos por sindicatos independientes y democráticos.
"Hay más ahora sindicatos de protección, que son despachos que revisan los contratos colectivos cada año, pero no hay asambleas, no hay negociaciones, no hay participación de trabajadores. Hay sindicatos blancos, algo de sindicatos independientes y el viejo esquema del sindicalismo charro es una minoría", dice el experto Mateo Lejarza.

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