miércoles, 16 de marzo de 2011

“Queremos trabajo, aunque sea de mineros”

Lunes 14 de marzo de 2011 Gladys Rodríguez Corresponsal | El Universal
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LA PAZ. “Nos hace falta el trabajo, sea cual sea”, afirma don Eleno Sánchez Fausto, delegado de San Antonio, uno de los pueblos sureños de la entidad, reconocido por su pasado histórico vinculado a la minería.
Las actividades mineras en Baja California Sur datan de 1748, cuando en el distrito minero El Triunfo-San Antonio se empezó a explotar oro y plata, en lo que fue llamado el Real de Minas de Santa Ana, actividades extractivas que siguieron hasta 1957.
Tras esta fecha, el distrito quedó prácticamente paralizado; sin embargo, siguieron varias operaciones a cargo de los ejidos hasta los años 90.
Explica el delegado que la mayor parte de la gente del pueblo aprueba la instalación de la mina Concordia, pero recalca la razón: “Nos hace falta el trabajo, no hay apoyo, necesitamos mantener a nuestras familias”.
El delegado refiere que cuenta con unos 650 habitantes y narra que todos los días, jóvenes, madres y padres de familia deben salir muy temprano para conseguir un “aventón” y lograr llegar a las localidades turísticas de Cabo del Este a ocupar temporalmente algún puesto de trabajo.
“Salen ellos a trabajar, pero qué mejor que pudiéramos hacerlo aquí. Necesitamos proyectos que no se queden en eso nada más, que no se queden en el camino”, expresa.
Don Eleno presume los atractivos del poblado, sobre todo hace referencia al potencial ecoturístico que reconoce que tiene, y habla del paisaje, del clima, de la tranquilidad que puede atraer a los turistas. Pero se queja de la falta de apoyo y de los trámites que desalientan a cualquiera.
“Nosotros podríamos trabajar en muchas otras cosas. Ganas no nos faltan, pero nos ponen muchas trabas. Tenemos nuestras artesanías, pero ahí están, necesitamos promoción para que vengan los turistas, porque de lo poco que vendemos no podemos vivir, y así hay muchas cosas que podemos hacer…”.
Para don Eleno la situación es clara: la gente necesita trabajar y por ello apoyan la minería, y no solamente a Concordia, sino a las que vengan, refiere. “Sabemos que hay riesgos, pero hay que entrarle, porque no hay de otra. Si hubiera algo diferente, pues claro que lo preferiríamos, pero mientras, es lo que hay…”.
Cerca del poblado busca también operar la compañía Pitalla, que se encarga de actividades de exploración. En las oficinas labora Eva Díaz como secretaria. Nacida en Ensenada, Baja California, pero de abuelos originarios de San Antonio y mineros.
Ella dice estar convencida de que la minería “le traerá vida al pueblo”. La gente no tendrá que salir, dice, en busca de un trabajo, y en cambio se generarán recursos para el desarrollo del arte y la cultura del lugar.
Según comenta, cada día al menos 10 personas de las localidades vecinas —Los Planes, El Triunfo, San Bartolo, incluso de La Paz, capital— acuden a las oficinas a solicitar información.
“Tengo como 200 solicitudes de empleo y todos los días recibimos correos, incluso de otras partes del país, preguntando cómo vamos”.
Refiere que los lugareños le tienen el mismo o más cariño al sitio y saben de su vulnerabilidad, pero está convencida de que la minería ha cambiado y que la empresa en que labora utilizará “lo último en tecnología”.

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